SofíaLobos - Ciudad del Vaticano. Situándonos ya en el tercer domingo de Cuaresma, tiempo de preparación para la Pascua, que este año coincide con la preocupante situación de emergencia global a causa de la extensión del coronavirus; el cristiano encuentra en estos días la ocasión de reflexionar sobre el sentido del
Laenfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los problemas más graves en la vida humana. En la enfermedad el hombre experimenta su impotencia, sus límites, y su finitud. ELSUFRIMIENTO DEL CRISTIANO. Nuestra meditación la tendremos en la 2ª Carta de Tesalonicenses 1, que nos habla del sufrimiento de los seguidores de Cristo. La Iglesia atravesaba persecución (Versos 4-7) y algunos creyentes pensaban que ya estaban en el día del Señor (aquel tiempo de tribulación en el cual el mundo entero será juzgado3 La perseverancia se basa en la gracia, no en las experiencias. Tercero, necesitamos darnos cuenta de que las experiencias espirituales no son idénticas a la gracia salvadora. Este principio subyace en Hebreos 6:4-12, el cual a menudo se cree que prueba fuera de toda duda que un cristiano verdadero puede cometer apostasía.Masahora guardo tu palabra». Dios en su bondad usará algunas veces el sufrimiento para llamar nuestra atención y despertarnos a la mentira del pecado en nuestras vidas. Sabemos que para el cristiano, el sufrimiento nunca es la condenación de Dios. «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús».
1Pedro 2:21 (RVC) Y ustedes fueron llamados para esto. Porque también Cristo sufrió por nosotros, con lo que nos dio un ejemplo para que sigamos sus pasos. El apóstol Pedro también experimentó el sufrimiento. Jesús